Tan importante es ser el mejor, como saber decir adiós

Hace unos meses, Toni Kroos protagonizó una de las despedidas más bonitas y emotivas del fútbol en los últimos años. Con toda la afición del Real Madrid implorando que se quedara al menos un año más, el alemán siempre tuvo claro que colgaría las botas por la puerta grande. Sin estirar el chicle, sin arrastrarse por el campo, sin buscar un retiro dorado. ¿Que por qué saco esto ahora a colación? Pues porque en los últimos días, varios medios han informado sobre el deseo de Luka Modric de renovar hasta 2026 para llegar en forma al Mundial.

El croata es uno de los mejores centrocampistas de la historia de este deporte y los madridistas hemos tenido el privilegio -y lo seguimos teniendo- de disfrutar de él desde hace más de doce años. Sin embargo, con 39 años recién cumplidos, Modric lleva un par de temporadas ejerciendo un rol más secundario en el Real Madrid. Es evidente que está lejos de su mejor versión y que esa, la que le hizo levantar el Balón de Oro en 2018, no va a volver jamás. El paso del tiempo no perdona, ni siquiera a los genios como Luka.

Por eso precisamente me duele tanto que Modric quiera alargar su carrera en el Real Madrid. Porque corre el riesgo de empañar lo que hasta ahora ha sido una trayectoria intachable, con el único borrón de su intento de fuga al Inter en 2018. El '10' tiene que aprender del ejemplo de Kroos y dar un paso a un lado a final de la presente temporada. El club en ningún momento dará el paso de despedirse de él, de ahí que sea tan importante que sea el propio Luka quien entienda que su etapa en el Santiago Bernabéu debe finalizar en los próximos meses.

Una renovación hasta 2026 no sería buena para ninguna de las dos partes; y ambos, Real Madrid y Modric, merecen una despedida a la altura de lo histórico que ha sido este binomio.

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