Sin solución

Pocas veces se ha visto a un Real Madrid tan inoperante. Un equipo sin rumbo, vacío de ideas y carente de actitud. Nadie quería dar un paso al frente, y un Arsenal que no es nada del otro mundo acabó ganando por 'ko'. Tres golpes directos al mentón que tumbaron al gran rey de la competición europea, cuya corona salió disparada al primer derechazo de los 'gunners'. 

El fútbol, como casi todo en la vida, es cuestión de detalles. En otros ámbitos se habla del efecto mariposa, que no es otra cosa que la consecuencia de una decisión en detrimento de otra. Un pequeño detalle, una pequeña decisión. Quizá el efecto comenzó en el primer gol de falta directa de Declan Rice. Dicho sea de paso, y aunque sea en contra, qué gusto da volver a ver este tipo de goles. Se están perdiendo. Y manda narices que hayamos visto no uno, sino dos, en el mismo partido. Pero ese es otro tema. 

Estábamos con nuestras mariposas. Si Courtois hubiera colocado mejor la barrera, quizá no habríamos tenido ni el primero ni el segundo gol que vino después. Este, el último de falta, fue impecable. Que sí, que quizá la colocación de Courtois pudo ser errónea, pero el ángulo al que se fue la pelota fue perfecto. Un encaje milimétrico tras un golpeo con la fuerza necesaria. Ni más ni menos. La puntilla: el tercero. Y sin gol a favor. 

Así llegará el Real Madrid a la vuelta de los cuartos de final de la Champions, con un 3-0 en contra por remontar. Pero el Santiago Bernabéu debe ser el que dicte sentencia. Y 90 minuti en el Bernabéu...