El culmen de una extraordinaria historia de superación
Este lunes, salvo sorpresa catedralicia, Vinicius Junior alzará al cielo de París su primer Balón de Oro en lo que, sin duda, será la coronación más esperada, la culminación de una evolución meteórica contra viento y marea, contra todo y contra todos. Desde su llegada al Real Madrid, el futbolista brasileño fue objeto de memes y burlas, incluso por parte de algunos madridistas. Cierto es que se precipitaba demasiado, que perdía demasiados balones por no levantar la cabeza y pensar un poco más la jugada y que metía pocos goles (18 en sus primeras tres temporadas en Chamartín), pero todo ello no justificaba, en absoluto, los ataques que recibía.
Pese a que solo tenía 18 años cuando llegó al Santiago Bernabéu, muchos volcaron contra él la ansiedad por la deriva negativa que había tomado el equipo tras la salida de Cristiano Ronaldo y el fin de una etapa de lo más exitosa con tres Champions seguidas. Y los antimadridistas aprovecharon la situación para echar más leña al fuego y cargar contra un jugador único, que no dudó en seguir fiel a su estilo y que ha terminado por silenciar a todos aquellos que se reían de un futbolista al que se le sometió demasiada presión y con el que se fue muy injusto.
Ancelotti le enseñó el camino y Vinicius eclosionó con 77 goles, varios de ellos decisivos como los que anotó en las finales de París y Londres. La gala del Balón de Oro será el culmen de una historia de superación extraordinaria. Con perseverancia, mucha fe, humildad e insistencia, Vini Jr. cumplirá su sueño con solo 24 años y pondrá un puntilla en la boca de todos aquellos que se rieron de él y que pronosticaron, erróneamente, el fracaso de un fichaje que ha acabado siendo uno de los más rentables del Real Madrid. El brasileño bailará como nunca en el Théâtre du Châtelet, mientras muchos callan silenciados por una realidad abrumadora, la de ese niño acosado y vilipendiado que se ha convertido en el hombre más preciado y valioso del planeta.