Real Madrid 87-76 Olympiacos: a la final con sabor bosnio
Primeros minutos de este Real Madrid frente a Olympiakos con una novedad en el quinteto: John Eli Ndiaye. Y el que decidió decantar este inicio de encuentro fue Mario Hezonja, que anotó dos triples en dos intentos de forma espectacular. Aun así, los griegos también tuvieron un gran acierto desde fuera. Y llegó el tercero del croata, que se colocó en nueve puntos muy pronto, aunque la clave estuvo en el uso de los espacios por parte de los exteriores blancos. La fiesta del lanzamiento desde más allá del 6'75 continuó, y es que Dzanan Musa también se unió con dos tiros más -uno muy lejano- que pusieron a los de Chus Mateo muy por delante.
El segundo cuarto empezó de forma muy diferente al primero, pues Olympiacos comenzó este con mucha más intensidad, aunque Fabien Causeur se unió a la fiesta con un triple completamente solo. El uso de los espacios una vez más fue clave para el Real Madrid, que abusó del tiro exterior con muchísima eficacia. Y se llegaron a los 20 puntos de ventaja con un 2+1 de Guerschon Yabusele, y es que el juego de los de Mateo fue inmaculado por completo, sin ningún fallo ni en ataque ni en defensa. La renta se mantuvo en su sitio, con pequeñas intentonas de los griegos, aunque los blancos se impusieron una vez más atrás, y con una eficiencia casi irreal en todos los lanzamientos, los madridistas fueron muy superiores a los de Georgios Bartzokas.
Tras el paso por vestuarios, el Real Madrid no fue capaz de anotar en sus primeras intervenciones, mientras que Olympiacos sí lo fue. El parcial de 0-9 griego redujo mucho la ventaja blanca, y la eficacia bajó varios peldaños con tiros muy forzados y mal buscados. Y este fue el guion del cuarto, con un dominio mayor de los visitantes, mientras que los de Chus Mateo se entregaron por completo a la inteligencia ofensiva de Musa, que cogió el balón en varias posesiones para sumar puntos más que necesarios. Si bien el uso de los espacios en la primera mitad fue clave, en este caso y, sobre todo en defensa, pues no se ejecutaron bien las ayudas ni tampoco los cambios. Al menos se mantuvo el marcador en favor de los madridistas, aunque todo quedó por decidir para los últimos diez minutos.
Para el último cuarto no cambió mucho, y es que Alec Peters fue el verdugo del Real Madrid conforme pasaron los minutos. La única buena noticia del inicio fueron las dos faltas rápidas de Thomas Walkup, que obligó a sentarse en el banquillo. Además, la búsqueda de tiros por parte de los blancos fue muy pobre, que se quedaron encerrados en la red defensiva de Olympiacos, y eso que su intensidad tampoco fue altísima, y fue más el demérito de los de Mateo el que permitió a los griegos volver al partido. Volvió el de siempre, volvió Sergio Llull a dar su carácter para sacar dos lanzamientos libres a Moustapha Fall, aunque solo anotó uno. Pese a ese pequeño momento, el menorquín bajó sus prestaciones ampliamente y perjudicó al equipo con el amase excesivo de bola, y todavía quedaban cinco minutos, los más largos de la temporada.
EL FINAL MÁS LARGO DE LA HISTORIA
Cinco minutos para tocar la gloria y volver a disputar una final de Euroliga, y tanto Real Madrid como Olympiacos jugaron muy nerviosos. La magia del Chacho Rodríguez retornó a cancha para regalar dos puntos clave, pero Shaquiille McKissic anotó un triple muy importante para su equipo. Y comenzó el carrusel de tiros libres para el club blanco, que no tuvo el mejor porcentaje en este apartado, aunque Edy Tavares sí anotó, esta vez, sus dos oportunidades. Por fin y tras mucho descanso volvió Musa al partido, y en su primera posesión fue Facundo Campazzo quien perdió el balón. El argentino remedió su error anterior con una falta en ataque que sacó de forma muy inteligente. Se notó el retorno del bosnio en la ofensiva, que aprovechó dos defensas del equipo para anotar cuatro puntos y prácticamente cerrar el partido. Y así fue, ahora solo queda el Panathinaikos en la final del domingo a las 20:00.