Una final para un comienzo irremediable

El Real Madrid parece haber tocado fondo. O eso esperamos, porque si todavía quedan más disgustos por asumir, que Dios nos pille confesados. La final de Copa del Rey fue eso, un final para un proyecto que agoniza entre sus cenizas. Ya es irremediable que se produzca una génesis de lo que debe ser el próximo Real Madrid. Jugadores que deben salir -cada uno que haga su propia lista-, un entrenador a la deriva desde hace tiempo que sabe de su final, y una planificación deficiente desde hace tiempo.
Podemos apuntar a varios culpables. Porque las derrotas no tienen un solo padre, y hay que asumir responsabilidades. No echar balones, y aceptar el trozo de pastel que cada uno se ha comido. Porque sin una buena planificación deportiva el entrenador no puede tener las piezas adecuadas para completar el puzle con sentido. Y también se ha sumado a que el entrenador se sabe fuera del Real Madrid desde hace un tiempo y el equipo fluye sin un rumbo fijo ni planteamiento firme que sostenga una situación catastrófica.
Hay que decir que el equipo compitió ante el Barcelona, pero no acabaron de creer en sus posibilidades. Claro que habría cambiado la papeleta el haber levantado el trofeo ayer en La Cartuja de Sevilla, aunque la sensación de mediocridad futbolística habría seguido siendo palpable. En junio debe venir Xabi Alonso y, con él, un cambio de cromos. Unos que salgan, e importantes que lleguen. La plantilla tiene unas carencias, principalmente, por la descompensación de puestos. Es necesario fichar en defensa y un líder en el medio que domine la zona con balón. Muchas cosas deben cambiar en el Real Madrid. Mañana ya será tarde después de una final que se siente como un nuevo inicio. Fin de ciclo.

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