El peor fichaje del año
Suelen rezar los manuales de medicina que la amnesia, como otras afecciones emparentadas, suelen tener causas orgánicas o funcionales. Las primeras implican daño cerebral y éste puede, a su vez, estar provocado por traumatismos, enfermedades o estupefacientes. Por tentador que resulte, no ha de explicarse en esta clave el viraje hacia la bilis de parte de la prensa deportiva madrileña. No, uno, que pese a las apariencias es más bien tendente a bienpensado, entiende honestamente que el cambio de discurso hacia el palco, presidido no hace tanto por un genio de las finanzas cuya hagiografía se reescribe ahora a marchas forzadas en clave de Delitos y faltas, obedece más bien a una amnesia funcional; una respuesta puramente defensiva a algún trauma que desequilibra fatalmente el devenir vital que uno había anticipado y convierte la realidad en un páramo demasiado insoportable como para plantearse seguir tragándola a palo seco, sin morfina ni nada. Ergo, olvido de lo dicho. Y bilis.
Uno es más de pensar que detrás de el olvido a los parabienes pretéritos, más que golpes en la cabeza hay puertas de hotel cerradas a cal y canto y promociones dominicales en barbecho. La amnesia hacia el presidente que algunos querrían que no estuviese allí se ha encarnizado en los dos últimos años con el improperio sistemático a cualquier cosa que oliese al anatema, siendo el grado de escarnio proporcional a la cercanía a la presidencia.
La exaltación de tal jugada adquirió proporciones bíblicas con el fichaje de Bale, el tímido chico galés que concibió el pecado al sentarse a firmar su contrato con el Madrid con el presidente de la entidad ¿Habrase visto semejante desfachatez?. Ya no es que antes de marcar ayer un gol a tiro de falta (esas que monopolizaba Ronaldo con muy bajo porcentaje de acierto, como bien sabía el lector de la prensa deportiva madrileña hasta que el crack rajó contra Mourinho) se publicasen artículos sobre su baja efectividad, es que los ecos de la bilis seguían oyéndose después en forma de "sí pero", borrador de futuros "siempre confiamos". Que esté tranquilo Gareth, porque su antiguo compañero Luka le puede trazar la hoja de ruta que va de peor fichaje del año a lustroso indiscutible, porque él mismo la ha recorrido en tiempo récord.
Y, a propósito de Luka y la prensa, uno no puede dejar de recordar las palabras de Sherlock Holmes cuando advertía que, si no se espera lo suficiente a conocer los hechos para elaborar las teorías, uno siempre acaba intentando retorcer las teorías para que encajen en los hechos. Con lo que no contaba aquel sabueso era con que el comodín de la amnesia podía valer para seguir vendiendo periódicos.