Infravaloramos demasiado a Ancelotti
Puede que peque en ocasiones de seguir confiando en la vieja guardia para determinados partidos, como el último derbi, pero infravaloramos demasiado el trabajo de Carlo Ancelotti en el Real Madrid. Diez victorias en once partidos, líderes en LaLiga y en Champions League. ¿Quién no lo hubiera firmado antes de empezar la temporada?
Una temporada en la que, recuerden, ya no está Benzema y para la que el club no trajo ni a Mbappé, ni a ningún otro killer. Difícil papeleta para Carletto, quien, por cierto, insistió mucho a la directiva en la idea de fichar a un nuevo delantero centro, con Rodrygo y Joselu como únicos especialistas para esa demarcación. Salto cuántico en comparación con el nivel y la cantidad de goles que venía aportando Karim.
Ancelotti, consciente de ello, se encerró en su 'laboratorio' y diseñó un arma letal, que muy pocos esperaban. Un sistema 4-4-2, con el centro del campo en forma de rombo, que permite a los delanteros abrirse a las bandas de vez en cuando, dejando paso al mediapunta, un Jude Bellingham con una facilidad goleadora sorprendente.
Carletto ya avisó de que el inglés sería el sustituto de Benzema y no se equivocaba: diez goles en diez partidos. Una estrategia peculiar y tremendamente efectiva hasta el momento, con la que el italiano ha demostrado por qué lleva en la élite tanto tiempo y por qué es uno de los entrenadores más laureados. Solo falta seguir mejorando en la defensa por las bandas y en las coberturas para taponar los centros. Pequeños ajustes individuales comprensibles de una plantilla que lleva trabajando muchos años con el 4-3-3.
Una demostración táctica y de improvisación muy poco comentada e infravalorada. Una capacidad de inventiva admirable de un técnico ejemplar y tremendamente bueno como es Ancelotti.