El Real Madrid, solo contra todos
Si bien la muerte de Jiraiya dejó KO a Naruto por unos episodios, la caída del Real Madrid supondría un declive irreversible en el fútbol español sin precedentes. Después de conocer, para sorpresa de nadie, que el FC Barcelona compró el estamento arbitral por 17 años (que fueron 30, en realidad), solo un ente decidió dar un paso adelante en la lucha por la limpieza de este maravilloso deporte. Así es, solo el club blanco lo hizo, y aunque el analfabetismo particular del aficionado medio no sepa distinguir entre una acusación particular y una conjunta en el ámbito jurídico, pues esta última se realizó bajo el sello de LaLiga, solo el equipo presidido por Florentino Pérez busca la felicidad grupal para todos los seres humanos, que diría John Stuart Mill en su ensayo más conocido.
El Real Madrid, sin miedo desde su creación, se ha posicionado como lo hicieron los centuriones que defendieron el águila romana en la pérdida de las Legiones XVII, XVIII y XIX en Germania, y ya se ha erigido como el último bastión de la limpieza deportiva y humana habida y por haber. El soborno, y ya cohecho, perpetrado por el FC Barcelona es incluso más grande de lo que fue el Moggigate, aunque los medios de comunicación, que ya son cómplices, lo intenten tapar. El motivo es obvio, y también público, solo basta con realizar una simple búsqueda en Google.
Sin duda, aunque a muchos no les guste, el Real Madrid nunca pertenecerá al siglo en el que existe. Siempre está en constante desarrollo al futuro, explorando vías de crecimiento y ofreciendo un apoyo permanente al resto de clubes. Aunque instituciones superiores, junto a los antis, muestren un claro complejo hacia lo que representa el club, estos no hacen ascos a nadie. Pese al vilipendio público en muchas ocasiones, el club arriesgó y arriesgará su vida para defender su fe, y por ello se ha convertido en héroe de una historia que existirá en la leyenda.