Si nos ponemos a impugnar partidos...

La opinión del patetismo patrio, junto a la del juntaletrismo supremo rojiblanco y culé, da más pena que vergüenza, aunque estén casi en el mismo nivel. La correcta aplicación de una regla es motivo de discusión, como si de un golpe de estado se tratase, todo para enmascarar la impotencia de todos los años por parte de los de San Blas. Seguramente, la redacción de la misma sea mejorable, así como lo es la vida, pero en ningún momento lo hace. La enajenación de Simeone en rueda de prensa constata el hecho de que siempre son los mismos ridículos, temporada tras temporada, pase lo que pase, en vez de mirarse a uno mismo y pensar en lo que se hizo mal, que son muchas cosas.
Ahora, lo que es gracioso de todo el pifostio que se ha montado es la narrativa de "impugnar partidos". Tendría que empezar el Real Madrid, al que no le han pitado tres penaltis en la eliminatoria, a cada cual más claro que el anterior. Y también los treinta años de Negreira y los diez de Şenes Erzik, casi que el homólogo del español en la UEFA. Abrir melones es gratis, pero más difícil es tener coherencia en lo que se defiende, cuando más de uno debería estar en la cárcel por infringir la ley, mucho más grave que redactar mal una regla para aplicarle de forma más arbitraria. Ostentar la victoria no siempre se reduce a ganar títulos en sí mismo, hay muchos otros conceptos que te la otorgan, pese a que te caiga la derrota de alguna u otra manera. Y así fue con el Real Madrid, que termina ganando a su forma, reduciendo la verdad a lo blanco.
"Mientras exista el concepto de ganadores, también debe haber perdedores".

Todos los derechos reservados - P.I. IT01488100510
o no enlazar con Real Madrid Club de Fútbol