El madridismo no se merece nada de esto

No podemos decir que el escudo del Real Madrid se ha manchado como tal por la imagen dada por el conjunto blanco en el partido de vuelta de los cuartos de final de la UEFA Champions League. Lo que tampoco se puede decir es que el club hizo atisbo en algún momento de ir a por el partido. Las individualidades brillaron por su ausencia y el colectivo es algo místico y utópico durante esta temporada que aún no hemos logrado ver.

El Arsenal fue mejor que el Real Madrid en los 180 minutos y tiró más veces a puerta en el Santiago Bernabéu que el equipo que tenía que remontar. Digamos que es más resignación que actitud porque tampoco podemos pedirle peras al olmo después de una temporada insulsa en el que el equipo de Carlo Ancelotti no ha mostrado absolutamente nada que pueda hacer pensar que se pueden ganar todos los títulos posibles más allá de un resultadismo que ya se está agotando.

GOLPE DE REALIDAD

El 3-0 no fue solo un aviso, fue una realidad que no terminamos de ver los madridistas hasta el partido de vuelta. Hasta los menos creyentes tenían un pequeño atisbo de esperanza en que la eliminatoria podía remontarse. No es para menos, puesto que la puesta en escena de la afición madridista en los aledaños del Santiago Bernabéu estuvo a la altura. Un buen tifo, una busiana increíble y más de 80.000 almas alentando en la búsqueda de un milagro que, con el paso de los minutos, se fue convirtiendo en imposible.

Para colmo, no solo no se consiguió la remontada, sino que el Real Madrid volvió a perder en el Santiago Bernabéu una vez más y ya van tres consecutivas. La afición estuvo a la altura otra vez creyendo en un equipo que no se lo terminó de creer por mucho que de cara al público diesen otro parecer. Quiero ilusionarme con que de aquí a final de curso se pueda levantar la Copa del Rey y soñar con un tropiezo del Barcelona para ganar LaLiga porque el madridismo se merece celebrar algo este curso, aunque tal como va la cosa me temo lo peor.