ANÁLISIS BD - Hospicio para un funambulista en un día de reencuentros
Lopetegui soltará amarras en el Bernabéu, ahora como visitante. El coronel de Asteasu volverá a la que fue su casa durante unos meses el curso pasado, donde pudo saborear las mieles de pilotar un buque por entonces atolondrado que ahora transita con velocidad de crucero. Desembocará en Chamartín en puestos Champions, con una honorable 4ª posición que con 35 puntos le permite mirar a los ojos al Atlético de Madrid. Vuelve a estar a 5 de una cabeza que de nuevo comparten los dos colosos. Madrid y Barça se hospedan en la azotea del campeonato con 40 unidades, y el propósito hispalense será el de quedarse a dos de un Real de resaca tras coronarse campeón agónicamente de la Supercopa de España.
Este Sevilla cachas, de acelerador en citas inusitadas y congestionado cuando más se le espera, es capaz de todo. Vaclík seguirá bajo palos en otra notable temporada por ahora, escoltado por la diestra por un Navas sempiterno que no entiende de cumpleaños. Por la izquierda otro reencuentro, el de Reguilón, un gallito que hace un curso correteaba por la zurda del Bernabéu agarrándose a un salvavidas que pocos madridistas pudieron amarrar. Carriço o Koundé formarán con Diego Carlos en el eje de la zaga, un central brasileño al que ya se rifa media Europa. Banega seguirá siendo el guionista en la media, con una trupé andaluza que modulará el mensaje según ordene el argentino. Fernando Reges, otro gran acierto por el Guadalquivir, tratará de barrer todo lo que medie por su perímetro, con Óliver Torres a buen seguro como tercera pieza del innegociable 4-3-3 de Julen.
Arriba, la baja de Ocampos limita en demasía a los visitantes, que por acumulación de tarjetas no podrán gozar del impacto de su mejor jugador cuando se trata de herir. Con Rony Lopes defenestrado, las bandas podrían ser para Munir y 'El Mudo' Vázquez. La punta de lanza se la debaten el famélico Luuk de Jong y el bienvenido En-Nesyri, un rumiante del gol que ha desolado a Butarque, donde con el agua al cuello ya no podrán encomendarse a su acierto.
El Bernabéu se viste de largo para dar la bienvenida al 2020. Lo hace con un nuevo clásico del fútbol español y deseoso de olvidar con una borrachera de balompié el resultado gafas ante el Athletic, que supuso el cierre de un año que fue como el envite: seco.